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La antigua España

**El nacimiento de al-Ándalus**

**El nacimiento de al-Ándalus**

Introducción.

El tema aborda la llegada de los musulmanes a la Península Ibérica, las causas de esta llegada y su evolución en los primeros tiempos hasta la formación del poderoso Califato de Córdoba. Nos movemos ya en plena Edad Media, entre los siglos VIII y IX, y solo desde la perspectiva de la España sur o musulmana.

LA OCUPACION Y EL VALIATO

A mediados del siglo VII, Arabia era un lugar inhóspito, marginal en el desarrollo histórico del Mediterráneo. Pero en estos años, la predicación en las ciudades de Medina y La Meca de un joven profeta, Mahoma, cambiaría el curso de la historia. Seducidos por una religión nueva, sencilla, próxima al hombre, ausente de grandes contenidos teológicos, prometedora del paraíso y comprensible, miles de hombres siguieron a aquel líder, para crear el reino de Allah (Dios) en la tierra. Agotados por interminables guerras, y hartas sus poblaciones de absurdas querellas religiosas, los grandes imperios orientales (Persas y Bizantinos, sucumbieron ante la marea verde que se extendía desde Arabia. A comienzos del siglo VIII, el Islam, el mundo de los seguidores de Mahoma, se había extendido por el norte de África y Próximo Oriente, y se acercaba a las fronteras de España. Los seguidores de Mahoma habían incorporado a la nueva fé las poblaciones pobres y nómadas del norte de África (Beréberes), creando provincias y estados dependientes del nuevo imperio religioso. En medio de ese avance incontenible, que unía a todas las tierras del Mediterráneo bajo un nuevo credo y una nueva fe, el reino visigodo aparecía como una presa fácil:

- accesible con solo cruzar el Estrecho de Gibraltar,
- débil ante sus conflictos internos
- agotado por siglos de guerras y enfrentamientos religiosos entre católicos y arrianos que habían desesperado a la población

La petición de ayuda de los seguidores de Julian, gobernador visigodo de Ceuta era un invitación para los musulmanes, no a intervenir en España, sino a quedarse con ella en su intento de extender la "verdadera fe".
Con todo, atraídos por el fácil botín que ofrecía el reino visigodo, el desmoronamiento de la estructura política hispana y la colaboración espontánea de buena parte de la población, permitió a un ejercito berebere de 12.000 soldados, al mando de los gobernadores Tariq y Muza desembarcar en Anda lucía, derrotar a Rodrigo, dar buena cuenta de los witizanos, y bajo la apariencia de apoyar a un nuevo rey (Oppas), controlar la mayoría del territorio peninsular.
El éxito, por tanto de esta fulgurante victoria hay que buscarlo en

- la falta de solidez de las creencias religiosas de la población ,
- la falta de identidad de la población hispano-romana con el reino visigodo (tras dos siglos de separación legal)
- y el cansancio de guerras, abusos e impuestos, que se creía quedarían superados con las formas de gobierno del invasor.

Hasta el año 732,los musulmanes desembarcaron en la Península cuantiosas tropas dedicadas al sometimiento, junto a los visigodos colaboradores o capitulados (visigodos convertidos o no que a cambio de ayudar al invasor podían mantener su status y su riqueza), del territorio y al intento de penetración en Europa a través de Francia.
A esto ayudaría la conversión masiva al Islam de miles de españoles (muladies), de poca base religiosa y que veían en la conversión una manera de medrar, de mejorar con los nuevos amos, o simplemente una fe mas convincente.
La muerte de Oppas (último miembro de la familia real visigoda y colaborador de los musulmanes) ,la creación de núcleos estables de resistencia, que rompía la apariencia de armonía entre cristianos y musulmanes y la derrota ante los francos en Poitiers, hicieron cambiar esta ambigua política de asentamiento por una ocupación mas clara.
España fue convertida en una provincia mas (emirato) del Islam y sujeta a las leyes musulmanas. La capitalidad fue fijada en Córdoba, mientras una política de asentamiento masivo de árabes y bereberes, y el reparto entre estos de tierras y propiedades provocaba un nuevo cambio étnico en la Península. Estos cambios crearon los primeros problemas a los ocupadores. De un lado, los invasores no eran un grupo homogéneo.
Los bereberes eran la mayoría y habían servido fielmente en los ejércitos de conquista, pero estaban siendo asentados en las frías tierras de la meseta, en las zonas mas en vanguardia con los cristianos del norte.
Los árabes, la aristocracia del Islam, coparon las ricas tierras del sur, el comercio y la administración.
Los mercenarios y jenízaros eslavos, por su parte ambicionaban el control del ejercito y parte de la administración.
Frente a estas tensiones, los muladies y mozárabes veían con preocupación como a pesar de su colaboración quedaban relegados a un papel social muy secundario, se recortaban peligrosamente sus derechos y se mermaban sus propiedades vía impuestos o expropiaciones.
Las luchas derivadas de esta situación turbaron Al Andalus hasta mediados de siglo, en que ante una grave crisis de subsistencia la mayoría de los bereberes abandonaron la Península en dirección al Norte de África. El hecho, empero, alivio parte de los problemas, pero creo otros, al generar un gran desierto demográfico en el valle del Duero, que sería, aprovechado por los cristianos para su lento avance hacia el sur o presura.

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